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Xavier Guerrero, el innovador muralista mexicano que Neruda apoyó y fue olvidado por décadas en su país

La historia es poco conocida: Diego Rivera, uno de los principales artistas de México, sufría para pintar sus primeros murales en el edificio de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Pretendía usar la técnica del fresco, una antigua forma de plasmar grandes pinturas directamente sobre los muros, originaria de Europa.
Pero después de varios días sin conseguir el resultado que quería, el maestro se desesperó.
Entonces uno de sus colaboradores preparó la pared destinada al mural de la misma forma como lo hacía su padre, quien era albañil y restaurador: colocó al final del proceso una fina capa de yeso puro.
Luego preparó el agua para las pinturas de una forma muy distinta a la técnica europea, pues añadió pencas de nopal.
El resultado fue espectacular. Hoy los murales en la SEP, terminados en 1928, son considerados una de las joyas artísticas de México.
Diego Rivera cobró fama internacional. Y lo hizo, en parte, gracias a la ayuda del entonces desconocido colaborador: el pintor Xavier Guerrero (Coahuila, 1896-1974).
Sus descubrimientos técnicos son una de las claves en los inicios muralismo mexicano, posterior a la Revolución (1910-1920) y considerada una de las etapas más reconocidas en la historia del arte del país.
Pero a pesar de ello, de la vida y obra de Guerrero los mexicanos en general saben muy poco, reconoce Guillermina Guadarrama Peña, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (CNIDIAP).
"Permaneció olvidado, siempre fue considerado como el ayudante de Diego Rivera pero no fue así", dice la especialista a BBC Mundo.
"Nunca fue su ayudante, el ya tenía todos los conocimientos del fresco y Diego no".

"Secreto mexica"

Parte de la historia de la técnica prehispánica en una de las obras centrales en la carrera de Diego Rivera la cuenta otro de sus colaboradores de la época, el pintor francés Jean Charlot.
Guerrero, dice en el libro "Escritos sobre arte mexicano", tuvo un "papel único" en el renacimiento muralista del país.
Incorporar nopal a la preparación de los murales lo aprendió de su familia, que tenía un taller de decoración y restauración.
La idea, dice Charlot, se reforzó al recorrer las pinturas que se conservan en los vestigios arqueológicos de Teotihuacán.
El líquido viscoso que se obtiene de las pencas de la cactácea, al mezclarse con agua se convierte en una especie de pegamento para unir los pigmentos y minerales.
Aunque el resto de la técnica para los murales es similar a la del fresco, la incorporación de este vegetal permite que el resultado sea único.
Al secarse la mezcla la pintura queda con una especie de velo, similar al que se encuentra en vasijas y murales en centros ceremoniales toltecas y otras civilizaciones del centro de México.
En los años 20 y 30 al método se le llamó "secreto mexica", como referencia al pueblo azteca.
Y aunque en su momento la técnica fue una novedosa contribución, décadas después fue criticada por especialistas pues dificulta la restauración de los murales.
Como sea, en su momento la definición del método se reforzó por la misma personalidad de Xavier Guerrero, a quien se definía como artista indígena.
Él mismo se hacía llamar "Tolteca", asegura Guillermina Guadarrama, una manera de reivindicar su propio origen en la etnia náhuatl.

"Dogmático"

Esta aportación técnica al muralismo no fue lo único que distinguió a Xavier Guerrero, coinciden especialistas.
De hecho era un notable dibujante y diseñador, además que realizó también varios murales.
Tras la victoria de Fidel Castro en Cuba, en 1959, diseñó las escuelas que se construyeron en la Sierra Maestra. También se encargó del mobiliario.
Antes, el poeta Pablo Neruda le había pedido que ayudara en la construcción de una escuela en Chillán, Chile, devastada por un sismo en 1939.
Neruda, quien ese entonces era cónsul en México, llamaba al artista "maestro del color".
Guerrero se encargó de una imagen en el recibidor de la escuela. La obra se llama De México a Chile y junto con un mural del también mexicano David Alfaro Siqueiros son el mayor patrimonio cultural de la comunidad.
Sin embargo, a pesar de su contribución artística, muchas de sus obras se perdieron y durante décadas hubo poco interés por estudiarlas. ¿Por qué?
Una respuesta es que su obra muralista no es tan extensa como la de otros artistas.
Otra es que, en un cambio de casa, su esposa regaló muchas pinturas de caballete a las que se perdió la pista.
Y una más es que dedicó parte de su vida a la política, coinciden especialistas como Leticia López Orozco, del Instituto de Investigaciones Estéticas.
"Guerrero supeditó a sus convicciones políticas el dominio de su expresión plástica", señala la investigadora en la gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Dedicó más tiempo a difundir las ideas del Partido Comunista Mexicano que a perfeccionar su técnica pictórica".
Quienes le conocieron, cuenta la investigadora, lo definen como un hombre de fuerte personalidad, reservado, silencioso pero firmemente convencido del comunismo.
Tanto, que algunos lo consideraban "dogmático".

El olvido
Así, el artista llevó la ideología a su obra. Por ejemplo realizó los grabados de los primeros 17 números de la revista El Machete, órgano informativo del Partido Comunista.
En muchas de sus pinturas aparecen hoces, martillos, obreros y campesinos que derrotan al capitalismo.
Esas imágenes causaban molestia, sobre todo en los años 40 y 50 en que los gobiernos mexicanos aplicaron un activo modelo de industrialización en el país.
Los retratos de Marx y Lenin no parecían bienvenidos. Y según López Orozco puede ser una de las razones del desinterés por conservar la obra de Guerrero.
Durante varias décadas su figura permaneció a la sombra de Diego Rivera, y el estudio de su trabajo se limitó a círculos académicos y artísticos.
En 1972, dos años antes de su muerte, se realizó una exposición de sus pinturas en el Museo de Arte Moderno de México.
Pasaron 30 años antes de otra exhibición, esta vez organizada por el gobierno de Coahuila.
El homenaje más reciente fue la muestra "De piedra completa", organizada en 2013 por el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo.
Este olvido es por lo menos injusto para uno de los artistas más importantes de México, insisten especialistas.
"Sí, era consecuente con su ideología, pero se tiene que reivindicar la figura de Xavier Guerrero", subraya Guillermina Guadarrama.
"Fue un importante creador multifacético. Su aportación es muy valiosa".
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Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Querétaro, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad mexicana entre el 7 y el 10 de septiembre.

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