Un fallo inédito decidió que el dueño les pague US$ 6,7 millones. Pesó que no haya solicitado permisos especiales.
En una decisión escrita que se dio a conocer esta semana, el juez Frederic Block otorgó el máximo monto posible por daños y perjuicios, 150.000 dólares por cada una de las 45 obras destruidas en las paredes del galpón 5Pointz en el barrio de Queens.
Durante veinte años el inversor inmobiliario Jerry Wolkoff invitó a graffiteros a intervenir las paredes de este gran complejo industrial, convirtiéndolo según el abogado de los artistas en “el mayor museo del aerosol al aire libre del mundo”.
La zona se había convertido en un punto de atracción de la ciudad, como sucede en otras localidades de Estados Unidos. En Wynwood, en Miami, por ejemplo, una vasta área industrial se transformó en punto de interés por los graffitis y murales callejeros.
Sin embargo, en el caso del viejo galpón de Queens, cinco años atrás la realidad cambió. Wolkoff decidió repintar las paredes de blanco en 2013 y al año siguiente demolió el edificio para permitir la construcción de lujosas torres residenciales. El negocio inmobiliario fue suculento: la nueva construcción que llevó adelante se valuó en 400 millones de dólares.
Enojados por la rápida destrucción de sus obras, los 21 artistas tomaron la decisión de demandar al propietario por daños y perjuicios, con el argumento de que antes de la llegada de la grúa demoledora deberían haber tenido la oportunidad de rescatar su arte del edificio. Vale la aclaración: los murales que allí habían realizado estaban incluidos en guías de turismo y muchas revistas de arte y viajes habían escrito reseñas sobre aquellos trabajos.
En la demanda, los artistas pidieron a los jurados que consideraran una norma federal poco conocida -y que tampoco se había aplicado al trabajo de creadores urbanos-. Se trata de la ley de derechos de los artistas visuales de 1990, que sostiene que cualquier obra de arte debe ser protegida, siempre y cuando su calidad y valor patrimonial sea reconocido por especialistas.
El jurado entregó un primer fallo en noviembre pasado en la corte federal de Brooklyn. Decidió, para sorpresa de muchos, que el inversor inmobiliario había violado aquella olvidada ley.
Sin embargo, la decisión que tomó el jurado de Brooklyn no era vinculante y dejaba al juez la tarea de pronunciar un fallo final. Al hacerlo, Block elevó de 36 a 45 el número de obras de arte que en su opinión tenían la suficiente estatura y calidad como para que sus autores aspiraran a recibir una indemnización. El fallo fue más duro porque el inversor inmobiliario no pidió los permisos correspondientes para llevar adelante una transformación del edificio que incluía piezas de arte urbano.
“Si no fuera por la insolencia de Wolkoff, no se habrían evaluado estos daños. Si no hubiera destruido 5Pointz hasta después de recibir sus permisos y lo hubiese demolido 10 meses más tarde, la corte no habría hallado que actuó obstinadamente”, aclaró el juez entre los fundamentos de su decisión.
“La pena es que como 5Pointz era una atracción turística destacada el público hubiese corrido a despedirse durante esos 10 meses, para observar las formidables obras de arte en aerosol por última vez”, añadió.
“Hubiera sido un magnífico tributo a los artistas, que lo merecían ampliamente”, añadió.
Eric Baum, el abogado que defendió al grupo de graffiteros, consideró que la decisión judicial “es una clara indicación de que el arte del aerosol está en la misma categoría que cualquier otro arte, y merece como los demás la protección de la ley federal”. Hasta ahora, no se conocieron declaraciones de los defensores de Wolkoff, que podrían apelar la resolución.
La medida crea una protección especial para aquellas obras de arte callejero reconocidas como de calidad, hasta tiempo atrás subvaloradas.
AFP y CLARIN
El mural creado con aerosoles en el complejo conocido como 5Pointz era un verdadero museo al aire libre en constante transformación. Estaba situado no muy lejos del puente que conecta Manhattan con Queens. (Reuters)
En un fallo histórico que determina que el arte del graffiti debe estar protegido por la ley federal estadounidense, un juez de Nueva York otorgó una indemnización de 6,7 millones de dólares a 21 grafiteros cuyas obras fueron eliminadas por un inversor inmobiliario en 2013.En una decisión escrita que se dio a conocer esta semana, el juez Frederic Block otorgó el máximo monto posible por daños y perjuicios, 150.000 dólares por cada una de las 45 obras destruidas en las paredes del galpón 5Pointz en el barrio de Queens.
Durante veinte años el inversor inmobiliario Jerry Wolkoff invitó a graffiteros a intervenir las paredes de este gran complejo industrial, convirtiéndolo según el abogado de los artistas en “el mayor museo del aerosol al aire libre del mundo”.
La zona se había convertido en un punto de atracción de la ciudad, como sucede en otras localidades de Estados Unidos. En Wynwood, en Miami, por ejemplo, una vasta área industrial se transformó en punto de interés por los graffitis y murales callejeros.
Sin embargo, en el caso del viejo galpón de Queens, cinco años atrás la realidad cambió. Wolkoff decidió repintar las paredes de blanco en 2013 y al año siguiente demolió el edificio para permitir la construcción de lujosas torres residenciales. El negocio inmobiliario fue suculento: la nueva construcción que llevó adelante se valuó en 400 millones de dólares.
Enojados por la rápida destrucción de sus obras, los 21 artistas tomaron la decisión de demandar al propietario por daños y perjuicios, con el argumento de que antes de la llegada de la grúa demoledora deberían haber tenido la oportunidad de rescatar su arte del edificio. Vale la aclaración: los murales que allí habían realizado estaban incluidos en guías de turismo y muchas revistas de arte y viajes habían escrito reseñas sobre aquellos trabajos.
En la demanda, los artistas pidieron a los jurados que consideraran una norma federal poco conocida -y que tampoco se había aplicado al trabajo de creadores urbanos-. Se trata de la ley de derechos de los artistas visuales de 1990, que sostiene que cualquier obra de arte debe ser protegida, siempre y cuando su calidad y valor patrimonial sea reconocido por especialistas.
El jurado entregó un primer fallo en noviembre pasado en la corte federal de Brooklyn. Decidió, para sorpresa de muchos, que el inversor inmobiliario había violado aquella olvidada ley.
Sin embargo, la decisión que tomó el jurado de Brooklyn no era vinculante y dejaba al juez la tarea de pronunciar un fallo final. Al hacerlo, Block elevó de 36 a 45 el número de obras de arte que en su opinión tenían la suficiente estatura y calidad como para que sus autores aspiraran a recibir una indemnización. El fallo fue más duro porque el inversor inmobiliario no pidió los permisos correspondientes para llevar adelante una transformación del edificio que incluía piezas de arte urbano.
“Si no fuera por la insolencia de Wolkoff, no se habrían evaluado estos daños. Si no hubiera destruido 5Pointz hasta después de recibir sus permisos y lo hubiese demolido 10 meses más tarde, la corte no habría hallado que actuó obstinadamente”, aclaró el juez entre los fundamentos de su decisión.
“La pena es que como 5Pointz era una atracción turística destacada el público hubiese corrido a despedirse durante esos 10 meses, para observar las formidables obras de arte en aerosol por última vez”, añadió.
“Hubiera sido un magnífico tributo a los artistas, que lo merecían ampliamente”, añadió.
Eric Baum, el abogado que defendió al grupo de graffiteros, consideró que la decisión judicial “es una clara indicación de que el arte del aerosol está en la misma categoría que cualquier otro arte, y merece como los demás la protección de la ley federal”. Hasta ahora, no se conocieron declaraciones de los defensores de Wolkoff, que podrían apelar la resolución.
La medida crea una protección especial para aquellas obras de arte callejero reconocidas como de calidad, hasta tiempo atrás subvaloradas.
AFP y CLARIN
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