Imagínese estar convencido de que posee una obra maestra, pero todo el mundo le dice que es falsa.
David Joel quiere que se reconozca la autenticidad de su "Monet".
Eso es lo que le pasa al coleccionista británico David Joel, que lleva dos décadas tratando de que su preciado "Monet" sea aceptado como verdadero.
Parece auténtico y lleva la firma de Claude Monet abajo, a la derecha, pero nunca lo ha podido poner en subasta porque oficialmente es falso. Joel está convencido de lo contrario.
A sus 82 años, recuerda perfectamente el día en que vio la pintura por primera vez y quedó enamorado. En principio, estaba fuera de su presupuesto.
"Lo vi en una sala en la ciudad de Norwich. No podía permitírmelo porque se suponía que costaba US$800.000. Me encantó, pero no había nada que hacer", comenta.
"Dos años después oí que había una posibilidad de que lo comprara. Pagué US$65.000".
Un Monet perdido
Joel cree que se trata de un Monet perdido. Muestra una escena que se identifica con el artista, a orillas del Sena, a las afueras de París. Un elemento en la pintura sugiere que data de 1875.
Sin embargo, sus numerosos intentos por acreditarlo han fracasado.
La última palabra sobre si se considera genuino corresponde a un grupo de familias multimillonarias de coleccionistas de arte, tratantes y académicos, los Wildensteins.
Desde principios del siglo XX, los Wildensteins han sido considerados una de las principales autoridades mundiales en pintura, especialmente en impresionismo.
Sin su visto bueno, resulta inútil que algún científico dijera que es verdadero.
Ellos resuelven todos los debates sobre la pintura de Monet. Su decisión es definitiva y no hay derecho a apelar.
Joel ha intercambiado decenas de cartas con ellos, pero sin éxito.
"Llevo 18 años intentando que los Wildenstein lo acepten en su catálogo. Es un largo camino, pero al final lo voy a conseguir".
El marchante de arte Philip Mould dijo que la pintura, de ser autentificada, podría valer mucho más que los US$65.000 que pagó.
"Si fuera incluida en el libro, sería una pintura muy diferente. La gente la vería de otra manera y la valorarían de otra forma. Bien podría estar por encima del millón y medio de dólares".
Largo proceso
Mould cree que hay muchas pinturas de grandes autores que todavía están por ser autentificadas.
Para cualquiera, probar su autenticidad puede ser un proceso muy largo.
Hay que tener a favor a historiadores, científicos y unos cuantos expertos en arte.
La mejor prueba es tener los documentos que muestren un vínculo indiscutible entre el pintor y el dueño.
Esto se ha facilitado en años recientes, desde que se puede acceder en internet a testamentos que se remontan hasta el siglo XVIII.
Inscripciones y etiquetas en la parte trasera pueden dar valiosas pistas. Desde principios del siglo XIX, Christie’s tiene un sello que pone en el reverso de cada pintura, lo que permite acceder a los datos de quién la compró y vendió.
La ciencia ahora tiene un rol mucho mayor en establecer la autoría.
"Ha avanzado de forma enorme", comenta Philip Mould. Ahora se pueden establecer numerosas cosas que antes eran imposibles. Por ejemplo, ver las diferentes capas que componen una pintura.
"En el pasado, se podía decir que mirábamos las pinturas, ahora se puede decir que miramos a través de las pinturas", afirma Mould.
"Pero pese a mucha ciencia e historia que se aporte, la última mirada de los académicos es crucial, particularmente para los viejos maestros".
A quién se le presentan las evidencias depende de qué se tenga.
En Francia, solían ser los descendientes del artista los que tenían la autoridad moral de hacer la decisión final sobre si una pintura es verdadera.
Pero en Holanda, cuando se trata de Rembrandt, un comité de seis expertos toma la decisión. También había un comité para Rubens y otro para Van Gogh.
Para alguien como Joel, que creé que compró una obra maestra, es importante estar seguro, pero también tener el reconocimiento.
"Es esa fe, el saber que fue tocado por el hombre o mujer en cuestión", dice.
Fue el elemento humano el que le dio valor al arte. Con eso, una pintura podría valer US$2 millones en vez de US$1.500 de la misma manera que una prenda vestida por la princesa Diana podría valer US$150.000 en lugar de US$1.500.
Comentarios
Publicar un comentario