Cooperación interpretativa. Este cuadro de V. Kandinsky, «Composición VIII», nos muestra un conjunto de líneas, formas y colores dispuestas geométricamente en el espacio, forman una composición abstracta de elementos que invitan a ver en ellos multitud de significados e intenciones de su autor. En cualquier caso es un mensaje abierto, plural, polisémico, en el que el espectador tiene que aportar las ideas, sentimientos, sensaciones o evocaciones que activa la contemplación de la obra en su mente.
La lectura conduce finalmente a un proceso interpretativo que se va generando en el mismo acto de recepción del mensaje. El lector tiene que reducir los diversos significados que recibe y remitirlos a una hipótesis intencional comunicativa que atribuye al texto a partir del proceso generativo del autor.
El proceso de lectura parte de una presuposición del receptor, conceder al texto una coherencia y una voluntad de significación, a pesar de que ésta sea opaca. Cuando la misma no se muestra con facilidad, el lector realiza procesos heurísticos hasta proyectar en el texto un sentido, para realizar de esta manera el pacto comunicativo implícito en cualquier mensaje, su atribución de verdad.
El mensaje estético es más abierto, plural, multisémico que el mensaje utilitario. No busca precisamente la univocidad y construye sus significados atendiendo a distintas perspectivas y motivaciones. En los textos estéticos el lector puede ejercer múltiples operaciones de inferencia, implicación, derivación de sentido. Aunque todas ellas pueden ser controladas hermenéuticamente por las operaciones que propone la exégesis, la relación entre las partes y el todo, el círculo hermenéutico.
De esta forma el texto del autor se convierte en el texto del lector, que el receptor ha re-escrito en su mente y de cuyos significados se ha apropiado de una manera libre, original y personal. Puede incluso que haya realizado una lectura paranoica, de ella solo puede liberarlo su exigencia veritativa o las indicaciones de la comunidad de intérpretes, cuando no las aportaciones de la crítica. Pero el texto puede ser disfrutado libérrimamente y en función de las pulsiones del propio lector. Un texto que ha sido el interpretante que ha originado otros textos. Un cuerpo de significado que puede verse desde otra cultura, desde otros discursos, inaugurando así el carnaval de los signos. La heterofonía, la heterología, la heteroglosia. ¿Es el texto el intertexto de otro texto?".
La lectura conduce finalmente a un proceso interpretativo que se va generando en el mismo acto de recepción del mensaje. El lector tiene que reducir los diversos significados que recibe y remitirlos a una hipótesis intencional comunicativa que atribuye al texto a partir del proceso generativo del autor.
El proceso de lectura parte de una presuposición del receptor, conceder al texto una coherencia y una voluntad de significación, a pesar de que ésta sea opaca. Cuando la misma no se muestra con facilidad, el lector realiza procesos heurísticos hasta proyectar en el texto un sentido, para realizar de esta manera el pacto comunicativo implícito en cualquier mensaje, su atribución de verdad.
El mensaje estético es más abierto, plural, multisémico que el mensaje utilitario. No busca precisamente la univocidad y construye sus significados atendiendo a distintas perspectivas y motivaciones. En los textos estéticos el lector puede ejercer múltiples operaciones de inferencia, implicación, derivación de sentido. Aunque todas ellas pueden ser controladas hermenéuticamente por las operaciones que propone la exégesis, la relación entre las partes y el todo, el círculo hermenéutico.
De esta forma el texto del autor se convierte en el texto del lector, que el receptor ha re-escrito en su mente y de cuyos significados se ha apropiado de una manera libre, original y personal. Puede incluso que haya realizado una lectura paranoica, de ella solo puede liberarlo su exigencia veritativa o las indicaciones de la comunidad de intérpretes, cuando no las aportaciones de la crítica. Pero el texto puede ser disfrutado libérrimamente y en función de las pulsiones del propio lector. Un texto que ha sido el interpretante que ha originado otros textos. Un cuerpo de significado que puede verse desde otra cultura, desde otros discursos, inaugurando así el carnaval de los signos. La heterofonía, la heterología, la heteroglosia. ¿Es el texto el intertexto de otro texto?".
V. Kandinsky (1923). Composición VIII. Óleo sobre lienzo, 140x201 cm. Museo Guggenheim, N.Y
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